Nota editorial de Boletín Informativo de CALACS 2022/ 1 no. CALACS Newsletter

Nos es muy grato poder compartir la emisión de un boletín informativo sobre las actividades de los y las miembros de la Asociación. Celebramos y retomamos de manera entusiasta la tarea de difundir y  movilizar investigaciones e información sobre América Latina y el Caribe. Los últimos dos años de pandemia nos ha dejado grandes lecciones sobre la capacidad de las redes comunitarias y sociales para brindar cuidado y atención integral, más allá de los recursos del estado, y a pesar de las políticas oficiales de salud. Honramos el gran esfuerzo realizado por nuestras familias, amigos, conocidos y aliados, quienes han puesto el tema de la dignidad, la inequidad y la salud al centro, lo cual nos inspira a retomar con nuevos bríos la misión de difundir investigaciones de recién elaboración que responden de manera crítica y analítica al entendimiento de las principales problemáticas políticas, sociales, políticas y económicas que atañen a la sociedad en América Latina y el Caribe.

 

Como observadores y estudiosos interesados en el desarrollo de la región -y su relación con Canadá- nos sentimos preocupados por la agudización de procesos sociopolíticos y económicos que generan a nivel continental violencias múltiples, despojos materiales, desplazamientos y desapariciones forzadas, y muerte social de amplios sectores marginalizados y racializados de la población latinoamericana y caribeña. De manera general hacemos un llamado a seguir el curso de los estudios especializados en temas como violencia narco-criminal, historia política, autoritarismos de estado, conservadurismo político, explotación de recursos naturales, proyectos extractivistas, militarización de zonas fronterizas, desplazamiento forzado interno, violación a derechos humanos de la población en general, y en particular de defensores ambientales y territoriales indígenas y afrodescendientes.

 

Con especial énfasis quisiéramos referir a lo que en años recientes se ha publicado sobre Centroamérica, una región particularmente afectada por el cambio climático, la deforestación, violencia delincuencial y la presencia de proyectos extractivos y mineros. Aunados a estos fenómenos y procesos socio-estructurales se suman prácticas represivas y violentas de gobiernos autoritarios que explican los flujos migratorios de cientos de familias hacia Norteamérica. Canadá no es ajena a este fenómeno migratorio pues es receptora de una significativa población centroamericana en busca de refugio.

 

Por poner un ejemplo, el caso de Honduras, que es uno de los países más peligrosos del mundo para los defensores de la tierra y el medio ambiente. El golpe de estado en el 2009 marcó el inicio de una década de represión y violencia política, acaparamiento de tierras, y destrucción ambiental. Ahora pareciera haber un rayo de esperanza tras la elección de la nueva Presidenta Xiomara Castro quién declaró Honduras libre de minería de cielo abierto. Realmente un momento histórico- dado los asesinatos, persecución y criminalización de líderes comunitarios que han opuesto resistencia. Resta todavía encontrar mecanismos efectivos para desafiar la impunidad, militarización, y el poder de las elites económicas. En territorios como el Valle del Bajo Aguan, el terror ejercido por militares y paramilitares al mando de las empresas grandes se ha incrementado desde que Castro llegó al poder.  

 

En Colombia la búsqueda de justicia en el marco del proceso nacional de reconciliación post conflicto enfrentan muchos retos, en su mayoría derivados de la violencia endémica que han caracterizado al país y que se refleja en estadísticas preocupantes sobre el desplazamiento interno, asesinato de líderes sociales y numerosas violaciones de derechos humanos, políticos y etnoterritoriales de cientos de miles de familias indígenas y afrodescendientes. La elecciones nacionales del pasado domingo 29 representan un momento histórico ​​​​​​en la vida del proceso político colombiano y de los movimientos populares en el país, ya que la candidatura presidencial progresista han inspirado la esperanza por el cambio frente a los candidatos tradicionales. Gustavo Petro -candidato de izquierda progresista- y Francia Márquez Mina - lideresa afrodescendiente ecologista- obtuvieron un histórico 41% del electorado en esta la primera "vuelta" de las elecciones el pasado 29 de mayo. Esta fórmula presidencial/vicepresidencial representa una "voz popular" que desde los márgenes ha venido impulsando los Acuerdos de Paz en Colombia desde el 2016, y ahora busca lograr una reforma social real. La legislación electoral establece que para ganar la presidencia se requiere la mayoría del 50%+1. Por ello, el proceso electoral pasa a una segunda vuelta (el 19 de junio) en la que las fórmulas presidenciales/vicepresidenciales con mayor número de votos entrarán en una carrera final, estableciendo dónde estará el énfasis en los derechos humanos, la paz, el conflicto y el desarrollo en el camino por venir.

 

Por su parte México enfrenta una crisis humanitaria y de derechos humanos generalizada a raíz de una fallida guerra frontal contra el crimen organizado, que en vez de eliminar el tráfico de drogas lo que ha causado, en particular, la proliferación y atomización de sub-carteles, y un clima generalizado de macro-criminalidad donde la búsqueda de la justicia y la paz se muestra inalcanzable. Las esperanzas de cambio puestas en el candidato de izquierda Manuel López Obrador en este tercer año de mandato están empezando a desdibujarse transformándose en una apesadumbrada duda sobre la fórmula gubernamental a seguir para revertir el deterioro del país en términos humanos y sociales.

 

Les invitamos a navegar en el boletín en línea las ofertas de lectura especializada, las actividades de hermanamiento y de colaboración entre profesores y estudiantes, y las distintas actividades académicas que están en puerta para realizarse este 2022.